Cuando hablamos de roles en la familia no se refiere más que al papel, las funciones de cada uno de los integrantes de este entorno familia, sin importar cómo se encuentre constituido, todos desempeñamos un papel que permite la armonía y el funcionamiento de nuestro grupo familiar.
Sin importar como esté constituida nuestra familia, es innegable el gran aporte que tiene la misma a la sociedad a través de la formación de valores, cultura, educación e inclusión.
Cada uno de los integrantes de nuestro grupo familiar cumple un rol y a medida del tiempo podemos ver como estos roles van pasando de generación en generación siendo estos padres, madre, abuelos, hijos, hermanos. Si bien lo observamos desde este punto de vista llegado el momento la mayoría de nosotros cruzaremos a un nuevo rol en nuestro entorno familiar, es por esta razón que en todo momento debemos estar abiertos a la comprensión y el entendimiento desde la etapa por la que estemos cruzando, siempre tratando de vislumbrar la posición que puedan tener nuestros hijos, madres, padres o abuelos.
Es preciso saber que cada uno de los miembros de la familia cumple un papel importante en el crecimiento y desarrollo de los hijos. Abuelos y hermanos, pero sobre todo LOS PADRES (los dos, la pareja, padre y madre); no uno solo, ni cada uno por separado, con criterios contradictorios, sino los dos conjuntamente. Debe existir entre ellos un constante diálogo y cooperación en la educación dirigida al bien común de los hijos.
Asimismo, cabe destacar que el rol de los padres es el de formar y guiar a cada hijo, partiendo del amor, para conducirlos a través de las diversas etapas que pueden presentar en su continuo desarrollo, bien sea físico, intelectual, moral, psicológico, etcétera.
Los principales participantes en el descubrimiento de la identidad personal de los niños, niñas y adolescentes, son los padres. Y deben acompañarlos y orientarlos en este camino. Querer proyectarse en ellos y someterle a una determinada forma de ser bajo alguna motivación personal propia, es una práctica malsana, aun cuando quieran justificarlo con el argumento de “lograr que sus hijos sean lo que algunos de ellos no pudieron ser en el pasado”.
CADA HIJO ES ÚNICO E IRREMPLAZABLE y es deber de los padres protegerlos y valorarlos como el más valioso ser humano que han procreado.
Desde la infancia se nos han inculcado patrones conductuales y roles a los que nos debemos apegar.
Si bien hoy en día más que funciones, la familia trabaja como un equipo en el que los guías principales son los padres. Estos forman y dan el apoyo necesario para que cada uno de los integrantes del grupo familiar sienta que está colaborando y aportando conocimientos para el correcto funcionamiento de la FAMILIA.
Los hijos son piezas fundamentales dentro de la familia, porque también de ellos los mayores aprenden la importancia del compromiso y el apoyo mutuo de todo el núcleo familiar.
Se ha dicho frecuentemente que el padre y la madre tiene cada uno, roles por separado para fomentar o vincular su afecto con los hijos. Incluso, en muchas ocasiones se opina que los niños tienen una conexión más fuerte con la madre, aunque esto ha cambiado mucho en la actualidad, pues se ha descubierto cómo desde el nacimiento, algunos bebés buscan ya vincularse tanto con el padre como con la madre.
LOS PADRES EJERCEN UNA INFLUENCIA DECISIVA Y UNICA EN EL PROCESO DE VIDA Y EDUCACION DE SUS HIJOS: Son formadores, guías e instructores y la etapa más importante para marcar estos aspectos en los hijos, son los primeros siete años de vida.
Posteriormente vienen otras etapas en las que los padres siguen jugando un papel fundamental para el desarrollo de sus hijos y es justo en el momento en el que los incorporan a la sociedad mediante modelos educativos, actividades físicas, actividades sociales y relación en general con su entorno.
Los padres, en fin, son los grandes guías y acompañantes en cada una de las etapas de desarrollo de los niños y es por esto que se puede afirmar que dicho acompañamiento formará y forjará a ese hombre o mujer del mañana, para que sea una persona segura, activa, decidida y capaz de realizar la toma de decisiones necesarias en las distintas etapas de su crecimiento.
Todos los integrantes del hogar tienen un rol; en este caso, vamos a enfocarnos en el rol de los hijos dentro del conjunto familiar.
Desde muy pequeños se les inculcan valores como el respeto y la responsabilidad, pero es importante señalar que dichas funciones siempre deben estar acordes con la edad de los niños.
Es importante hacer énfasis en el respeto que los hijos deben a sus padres, siempre de una manera amorosa y recordando que ellos son quienes los han enseñado a ser personas responsables e independientes.
Cuando los padres enseñan a sus hijos a vestirse, bañarse, hacer tareas y actividades del hogar, el mensaje que se les está dando es que son personas capaces de hacer todo lo que se propongan. De lo contrario, se convierten
en personas dependientes e incapaces de solucionar problemas.
Como padres debemos estar de acuerdo en ser los formadores de un nuevo modelo de familia en el que ellos, hijos e hijas se relacionan como seres totalmente iguales merecedores de respeto, socios de un gran proyecto de enriquecimiento y crecimiento llamado FAMILIA, tomando en cuenta que en la casa manda el AMOR, LA UNIÓN FAMILIAR y la FELICIDAD de todos.
Es por ello que muchas veces nos preguntamos ¿Quién manda en casa?; y lo más lógico es decir que “los padres”, bien sea por costumbres sociales o por normativas. Lo más importante es que como padres fijemos los límites y deberes de cada miembro de la familia y asumamos la responsabilidad de esos límites y normas, en las diferentes áreas del hogar, incluyendo los horarios de comida, las tareas escolares, salidas de entretenimiento con amigos, etc., teniendo en cuenta siempre, que estos aspectos de la vida familiar se deben acordar entre todos.
Por lo tanto, es importante destacar que la mejor época de la vida, para sembrar los valores y la disciplina, es la infancia. Que el trabajo que se logre realizar o inculcar durante los primeros siete años de la vida de un hijo, es lo que queda para toda la vida. Y es allí donde debemos hacerles conocer los valores. Que los interioricen y por supuesto que los pongan en práctica.
La primera referencia a este proceso somos nosotros como padres, es decir, que lo que nosotros no hagamos, ellos tampoco lo harán. El ejemplo es la primera enseñanza que los niños captarán.
No es fácil cumplir con el rol de padres o guías en la familia por temor a sentirnos rechazados por nuestros propios hijos, y más en estos tiempos tan tormentosos y de tantos cambios inesperados.
Los padres deben dar cariño y mucha seguridad a los hijos, para que al fijar límites y normas no crean que los están privando de afecto, sino que se deben asumir gustosamente ciertas responsabilidades.
Los padres son los principales educadores de los hijos. Siempre partiendo del amor, compromiso, entrega, devoción y responsabilidad.
Muchos padres consideran que los responsables de la educación de sus hijos son las instituciones educativas y esto es un gran error. A pesar que la escuela suministra las herramientas para la formación profesional, los principales encargados de la educación, no es la escuela sino los padres y en última instancia, la familia.
Este proceso comienza con la inclusión de los niños en el sistema educativo. Y va desde muy temprana edad, cuando van al jardín de infancia.
Desde el momento en que los niños se integran al sistema educativo y a la primera forma de autoindependencia, los padres deben ser muy comprensivos, porque es la primera vez en su corta vida, que ellos van a enfrentar la necesidad de actuar de manera autónoma, sin la intervención inmediata de sus padres.
En la etapa siguiente, cuando los hijos inician la escuela primaria, ya el papel de los padres, como los principales formadores de sus hijos va cambiando según la necesidad de sus estudios, debido a que los menores no saben cómo manejar el horario, las tareas y el cumplimiento de las actividades.
Es justo en este momento cuando sus progenitores se convierten en pilares educativos para sus hijos, enseñándoles con paciencia, amor y alegría, las nuevas herramientas de estudio y la importancia de aprender cosas nuevas para su desarrollo intelectual y emocional.
En el proceso de segundaria ya nuestros hijos que son unos adolescentes han moldeado durante varios años la estructura que deben seguir para el cumplimiento de sus actividades escolares, siempre con el apoyo de los padres, quizás estén más familiarizados con la educación y la metodología de estudios, pero es en este momento donde los padres deben demostrar un apoyo incondicional, confianza y expresar a sus hijos que ellos están ahí para cuando lo necesiten. Supervisando de forma continua su proceso educativo y corroborando que su estado socioemocional es satisfactorio, monitoreando su interacción con el medio y guiando sus inquietudes de manera asertiva.
La familia es el principal lugar en el que los niños se desarrollan, es en este ambiente donde ellos comienzan a asumir ciertas actitudes y destrezas, donde van adquiriendo enseñanzas, hábitos y costumbres; y, asimismo, donde van desarrollando su personalidad.
Algunos investigadores opinan, que efectivamente los niños se ven afectados por las condiciones de vida exigidas a las parejas en esta nueva era cambiante, en la que papá y mamá trabajan por igual y en la que en la mayoría de hogares persiste la situación de divorcio o separación y, por ende, los niños deben pasar tiempos compartidos.
Indiscutiblemente, estos escenarios afectan de forma directa el desarrollo de la personalidad de estos futuros individuos, así como en el pasado el papel que ocupó nuestra familia desarrolló la personalidad que hoy en día tenemos cada uno de nosotros.
En la mayoría de los casos, los niños se ven involucrados en procesos de separación o divorcio y lo más recomendable es informarse y buscar el apoyo de especialistas que puedan guiarte en la formación de tu hijo durante este proceso. RECUERDA QUE TUS ACCIONES Y ACTITUDES SE VERÁN REFLEJADAS EN EL COMPORTAMIENTO DE TUS HIJOS.
Los padres son los encargados de la formación de una nueva sociedad puesto que cada uno de ellos está formando al hombre y la mujer del mañana.
Cuando formamos a nuestros hijos con valores, responsabilidad y respeto por la vida, nuestro entorno no sólo los está guiando a ellos, sino que también está dejando un gran aporte a la sociedad.
El modelo de sociedad en el que tu hijo se desenvuelve será el que prevalecerá en su modo de vida cotidiana. Por consiguiente, es importante dejar en claro que la responsabilidad de los padres en cada una de las etapas de los niños es fundamental para su formación y óptimo crecimiento personal.
Como se ha resaltado anteriormente, la familia es la base para la formación de los niños, niñas y adolescentes y el entorno familiar juega un papel importantísimo en la formación de los mismos, ya que ellos se incorporan a la sociedad y es deber de la familia ayudarlos y guiarlos con este nuevo choque de culturas, emociones y variedades de la vida misma.
Las demostraciones de afecto dentro del entorno familiar hacia el futuro adulto que se está formando, les trasmite una sensación de tranquilidad y paz que ellos mismos repetirán en su vida familiar.
Por el contrario, si el joven se incorpora a este mundo de cambios y contradicciones y al llegar al hogar se encuentra con un ambiente turbio y de conflicto permanente, es muy posible que se deje atraer por todos esos cambios y nuevas actividades que puede observar fuera del hogar, siendo ésta no siempre la opción más acertada para nuestra juventud.
La adolescencia es una etapa muy compleja, no sólo para los hijos, sino también para la familia.
En este periodo los jóvenes sufren nuevas experiencias, toma de decisiones y cambios en su apariencia que a algunos les genera incomodidad. En esta etapa el rol de los padres debe cambiar mucho.
Debe prevalecer, la inteligencia y la tolerancia en la conversación, la negociación y el entendimiento, hacia el joven que está atravesando por una compleja etapa de su vida.
He aquí el momento en que los padres deben estar allí guiándolos, orientándolos, apoyándolos y protegiéndolos. Apoyando la toma de decisiones con mente abierta, pero nunca forzando una relación o ejerciendo presión para que cambien de actividad, ya que esto podría ocasionar un estado mayor de rebeldía.
En esta nueva etapa es normal que existan peleas e inconvenientes con los padres, desacuerdos que suelan causar angustia o incomodidad, pero recordemos que nuestros hijos están atravesando por una fase de su vida que no habían experimentado antes.
Si su hijo está atravesando por una etapa de ausentismo escolar, uso de sustancias alucinógenas, agresividad o conductas violentas no dude en comunicarse con expertos que lo guíen en esta etapa de cambios en el núcleo familiar.
Aunque parezca algo imposible y muy difícil de lograr en esta nueva etapa de tu familia, recuerda que tú también pasaste por la adolescencia y aunque los tiempos han cambiado y ya no son las mismas experiencias ni maneras de sobrellevar las cosas eso no cambia todas las dudas e inquietudes que se reflejan en esta etapa de la vida. Es por ello que se recomienda:
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Esta genial el aporte. Un cordial saludo.